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Brasil es demasiado grande para resumirlo en un viaje. Lo conozco apenas en fragmentos: las cataratas de Foz do Iguaçu, visitadas en familia hace años, y luego, mucho después, un recorrido por el sur con amigos. No pretendo explicar el país —eso llevaría meses y conexiones más profundas—, sino simplemente mencionar lo que vi: playas, fiesta y algún que otro lugar que vale la pena.
Ferrugem fue la base, con su ambiente relajado y playas de arena blanca. Bombinhas, compacta y turística, con aguas tranquilas y restaurantes de marisco fresco. Guarda do Embaú, un pueblo de surfistas y pescadores donde la arena se mezcla con calles de tierra. Nada extraordinario, solo lo que cualquier viajero puede encontrar con un poco de tiempo y un mapa.
Brasil sigue pendiente, como Venezuela y Ecuador, para completar el continente. Pero eso será otro viaje. Aquí, solo un apunte rápido: lo que hay para ver, sin pretensiones.
Historia de BrasilCapital: Brasilia
Población: 214 millones (2023)
Idiomas: Portugués (oficial)
Superficie: 8,515,767 km² (5º país más grande del mundo)
Moneda: Real brasileño (BRL), 1 USD ≈ 5 BRL (aproximadamente)
Religión: Predomina el catolicismo (64%), con creciente diversidad religiosa
Alfabetismo: 93% (aproximadamente)
Sistema político: República federal presidencialista
Zonas horarias: 4 diferentes (UTC-2 a UTC-5)
Electricidad: 110V/220V, 60Hz (enchufes tipo N)
Turistas de la mayoría de países americanos y europeos: No requieren visa para estancias menores a 90 días.
Proceso de entrada:
Enlaces oficiales:
Porto Alegre:
Gramado/Canela:
Costa Gaúcha:
Serra Gaúcha:
Notas importantes:
Porto Alegre-Gramado:
Porto Alegre-Torres:
Gramado-Canela:
Porto Alegre-Bento Gonçalves:
Porto Alegre-Pelotas:
Plataformas de compra consolidada:
Consejos clave:
Norte (Amazonas, Pará):
Nordeste (Bahia, Pernambuco):
Centro-Oeste (Mato Grosso, Brasilia):
Sudeste (Río, São Paulo):
Sur (Santa Catarina, Paraná, Rio Grande do Sul):
Consejos:
Cultura local:
Dinero y transporte:
Seguridad básica:
Brasil en fragmentos: playas que son fiesta, selva que es vértigo y ciudades que laten al ritmo del samba y el tráfico.
Brasil se me escapó entre los dedos como arena de playa. Lo que conocí fueron retazos: las cataratas en familia, las fiestas en la costa con amigos. Ferrugem, Guarda, Bombinhas - postales de un álbum incompleto.
Queda todo por ver: el Amazonas que respira, Salvador que baila, Brasilia que desafía la gravedad. El Nordeste con sus playas infinitas, Minas Gerais con sus pueblos coloniales, el Pantanal con sus bestias. Brasil exige tiempo que no le di, conexiones que no tuve.
Lo vivido fue suficiente para saber que volveré. No para completar un checklist, sino para perderme en sus escalas: desde las favelas que cantan hasta los rascacielos de São Paulo. Brasil no es destino, es desafío - y apenas rasgué su superficie.
Nota: Esta descripción se centra en aspectos objetivos del destino, evitando narrativas personales dado el carácter breve y grupal de mi visita.
Las Cataratas del Iguazú constituyen un sistema de 275 saltos que se extienden a lo largo de 2.7 kilómetros, con alturas que oscilan entre los 60 y 82 metros. Del lado brasileño, el mirador de la Garganta del Diablo ofrece una perspectiva frontal del salto principal, donde 1,500 metros cúbicos de agua por segundo se precipitan en un abismo de vapor permanente. La infraestructura turística incluye pasarelas de acero resistentes a la corrosión que permiten acercarse a menos de 50 metros del impacto principal, con zonas señalizadas como "área de salpicaduras" donde los visitantes reciben cortinas de agua microscópica.
Vista desde el mirador brasileño
Pasarelas sobre el río Iguazú
El Parque Nacional do Iguaçu, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, alberga 600 especies de aves y 80 de mamíferos, incluyendo ejemplares de jaguareté (Panthera onca) que rara vez se avistan. Los senderos pavimentados conducen a puntos estratégicos como el Salto Floriano, accesible mediante ascensores panorámicos, y el Poço Preto, una ruta de 9 km que puede recorrerse en vehículos eléctricos. La vegetación corresponde a la Mata Atlántica, con árboles como el palo rosa (Aspidosperma polyneuron) que alcanzan los 40 metros de altura.
La ciudad de Foz do Iguaçu funciona como base logística, con una oferta hotelera que va desde hostales económicos en la Avenida das Cataratas hasta resorts cinco estrellas con vista directa a los saltos. El Puente Tancredo Neves conecta con Argentina en un cruce de 489 metros sobre el río, mientras que el Parque das Aves complementa la experiencia con aviarios que reproducen hábitats naturales para tucanes (Ramphastos toco) y guacamayos (Ara ararauna).
Separadas por apenas 3 km de costa, Bombas y Bombinhas conforman un municipio con 39 playas distribuidas en 15 km de litoral. La Praia de Bombas, de 1.2 km de extensión, presenta oleaje moderado ideal para bodysurf, mientras que la Praia da Sepultura atrae surfistas con olas que alcanzan los 2.5 metros en temporada. La geografía incluye formaciones graníticas como el Morro do Macaco, un promontorio de 157 metros que funciona como mirador natural accesible mediante sendero señalizado.
Vista aérea de la ensenada
Sendero al mirador
La Reserva Biológica do Arvoredo protege cuatro islas frente a la costa, con bancos de coral que albergan 143 especies de peces registradas. Excursiones en catamarán parten diariamente desde el Puerto de Bombinhas hacia la Ilha do Macuco, donde se practica snorkel en aguas con visibilidad de hasta 10 metros. La gastronomía local se especializa en mariscos, destacándose el restaurante Ostradamus con su menú degustación de seis variedades de ostras cultivadas en la región.
La infraestructura turística incluye 62 posadas familiares y 15 hostales, siendo el Bombinhas Hostel & Suites un referente con habitaciones temáticas inspiradas en barcos pesqueros. El Centro Cultural de Bombinhas alberga exposiciones permanentes sobre la historia de la colonización azoriana, mientras que el Paseo de las Artesanos concentra 24 talleres de cestería en fibra de bananeira.
Ubicada en el municipio de Garopaba, Praia da Ferrugem se extiende por 1.8 km entre formaciones rocosas de basalto que crean piscinas naturales en marea baja. La playa principal presenta arena monazítica de tonos dorados, característica geológica que atrae surfistas por la calidad de sus olas tubulares. El acceso se realiza mediante la Estrada Geral do Rosa, un camino secundario flanqueado por hospedajes como el Ferrugem Hostel, conocido por su arquitectura con contenedores reciclados y huerta orgánica.
Panorámica de la bahía
Área común del albergue
La Rota da Lagoa conecta la playa con el espejo de agua dulce de Lagoa do Gamboa, hábitat de garzas (Ardea alba) y biguás (Phalacrocorax brasilianus). En el extremo norte, el Mirante do Cerro ofrece vistas de 180° mediante una pasarela de madera suspendida a 85 metros sobre el nivel del mar. Los restaurantes playeros como o Siri Moledo sirven moquecas en ollas de barro con recetas que combinan influencias portuguesas y africanas.
El circuito cultural incluye la Galeria Lua Cheia, espacio que exhibe fotografías submarinas de la Reserva Marina do Arvoredo, y el Projeto Toninhas, centro de conservación del delfín franciscana (Pontoporia blainvillei). Durante el invierno, avistamientos de ballenas francas (Eubalaena australis) son frecuentes desde el Farol de Santa Marta, ubicado a 12 km de distancia.
Declarada Reserva Mundial del Surf en 2016, Guarda do Embaú se caracteriza por su desembocadura dinámica donde las aguas dulces del Río da Madre se fusionan con el Océano Atlántico en un espectáculo geomorfológico cambiante. La marea baja expone bancos de arena que permiten cruzar a pie hacia la Praia do Pântano, mientras que la marea alta convierte el área en un canal navegable por pequeñas embarcaciones. El pueblo conserva 47 edificaciones tradicionales de estilo azoriano, incluyendo la Capela de São Sebastião construida en 1946.
Confluencia río-mar
Patrimonio arquitectónico
El sendero Trilha do Morro da Pedra conduce a miradores naturales con vistas panorámicas del Parque Estadual da Serra do Tabuleiro. La ruta de 2.5 km atraviesa restinga y mata atlántica, con puntos de observación de aves como el tié-sangue (Ramphocelus bresilius). Las olas de la Ponta do Embaú alcanzan hasta 3 metros de altura en condiciones óptimas, atrayendo competencias internacionales de surf que se organizan desde el Posto 3, estructura de madera que funciona como centro de informaciones.
La oferta de alojamiento incluye posadas como la Pousada do Sandi con arquitectura bioclimática, y el Guarda do Embaú Hostel que ofrece talleres de cestería con fibras naturales. La gastronomía local destaca el restaurante Rancho do Pescador, especializado en camarão na moranga preparado en calabazas cultivadas en el valle del Río da Madre.