La historia de Singapur como enclave estratégico comienza en el siglo XIV, cuando el príncipe Sang Nila Utama fundó Temasek, rebautizada como "Singapura" (Ciudad del León) tras un avistamiento mítico. Durante siglos fue un puesto comercial menor en el imperio Srivijaya, hasta que las rivalidades regionales la sumieron en el olvido. Su renacimiento llegó en 1819 cuando Sir Stamford Raffles, visionario de la Compañía Británica de las Indias Orientales, reconoció su potencial como puerto libre de impuestos. Bajo dominio británico, Singapur floreció como eje del comercio de estaño, caucho y opio, mientras oleadas de inmigrantes chinos, malayos e indios transformaban su demografía.
La Segunda Guerra Mundial marcó un punto de inflexión: la humillante caída de la "Fortaleza Inexpugnable" ante Japón en 1942 (donde 80,000 soldados británicos se rindieron a 30,000 japoneses) destruyó el mito de la superioridad colonial. Los años de ocupación nipona (1942-1945), con sus masacres como la Sook Ching, dejaron una herida profunda que alimentaría el deseo de autogobierno. Tras la guerra, el retorno de los británicos encontró un pueblo transformado: los movimientos independentistas ganaban fuerza mientras Londres, debilitada, intentaba mantener el control mediante una fallida "Federación Malaya".
Los años 50 vieron el ascenso de figuras como Lee Kuan Yew, un abogado formado en Cambridge que fundó el Partido de Acción Popular (PAP) en 1954. Su estrategia combinaba socialismo moderado con pragmatismo económico, pero el verdadero catalizador fue la violencia: los disturbios raciales de 1964 entre chinos y malayos (36 muertos, 560 heridos) convencieron a Malasia de expulsar a Singapur de la federación en 1965. En un emotivo discurso televisado, Lee lloró al anunciar la independencia no deseada: "Singapur será una sociedad multiracial donde todos tendrán igualdad... o perecerá".
Los desafíos eran abrumadores: sin recursos naturales, con tensiones étnicas latentes y rodeada de vecinos hostiles, la supervivencia misma del nuevo estado parecía improbable. El 40% de su PIB dependía de la base militar británica que pronto cerraría, el desempleo rondaba el 14%, y el suministro de agua potable venía de Malasia. Fue en este contexto que el gobierno del PAP comenzó a construir lo que llamaron "el milagro del tercer mundo", combinando mano dura política con una visión económica radical.
Lee Kuan Yew gobernó con una mezcla de tecnocracia y autoritarismo. Sus políticas transformaron la isla en cuatro ejes clave: industrialización acelerada (atrajo multinacionales con incentivos fiscales), vivienda pública masiva (el 90% de la población vive en HDB flats), educación bilingüe (inglés más lengua materna) y estricto control social. La Operación Coldstore de 1963 encarceló a 100 opositores izquierdistas, mientras las leyes de prensa y reunión sofocaban disidencias. El resultado fue estabilidad a costa de libertades: entre 1965 y 1990, el PIB per cápita creció de $500 a $12,000.
La obsesión por el orden se volvió legendaria: campañas contra el esputo público (multa de $1,000), la vagancia (los desempleados podían ser detenidos) y hasta el pelo largo para hombres (prohibido hasta 1990). Mientras, el puerto se convertía en el más activo del mundo, las refinerías procesaban el 20% del petróleo global, y la aerolínea Singapore Airlines ganaba fama mundial. Este periodo también vio la creación de instituciones clave como Temasek Holdings (1974) para gestionar activos estatales, y el desarrollo del plan maestro urbano que eliminó los slums mediante expropiaciones masivas.
El traspaso a Goh Chok Tong en 1990 marcó una transición hacia un estilo más consultivo, pero manteniendo el modelo central. Singapur se posicionó como hub financiero (el 40% del PIB viene de servicios) y centro tecnológico, mientras enfrentaba crisis como la recesión asiática de 1997 (superada con recortes salariales del 15%) y el SARS en 2003 (33 muertos). La apertura de los casinos en 2010 (con impuestos del 15% a locales) y el F1 Night Race (2008) mostraron una cara más lúdica, aunque controvertida.
Este periodo también vio tensiones con Malasia por el suministro de agua (los acuerdos coloniales expiraban en 2011-2061) y la ejecución del australiano Nguyen Tuong Van por tráfico de drogas en 2005, que dañó relaciones internacionales. Internamente, la llegada masiva de trabajadores extranjeros (ahora el 40% de la población) generó resentimiento, reflejado en el peor resultado electoral del PAP en 2011 (60% de votos). La respuesta fue ajustar políticas migratorias y aumentar subsidios sociales, sin abandonar el núcleo duro del sistema.
Bajo el liderazgo de Lee Hsien Loong (hijo de LKY), Singapur enfrenta desafíos existenciales: el envejecimiento poblacional (la tasa de fertilidad es de 1.1), la competencia de hubs emergentes como Dubái, y las presiones democratizadoras. La pandemia del COVID-19 probó su resiliencia: aunque las muertes fueron pocas (1,700 en 2021), las restricciones draconianas (multas de $10,000 por reuniones) mostraron los límites del modelo. Casos como la fuga de capitales de 1MDB (lavados a través de bancos singapurenses) mancharon su reputación financiera.
Hoy, mientras construye el mega-puerto de Tuas (el mayor automatizado del mundo para 2040) y se posiciona en inteligencia artificial, Singapur debate su futuro: ¿puede mantener su éxito sin liberalizar políticamente? ¿Cómo equilibrar competitividad global con cohesión social? Con un costo de vida entre los más altos del mundo (un BMW cuesta $200,000 por impuestos) y jóvenes que cuestionan el "trade-off" entre prosperidad y libertades, el próximo capítulo de su historia está por escribirse.
Singapur sigue siendo el laboratorio social más audaz del siglo XXI: una ciudad-Estado que desafió toda lógica para convertirse en potencia desde cero. Su historia es la de un pueblo que intercambió ciertas libertades por desarrollo acelerado, creando una sociedad donde el mérito y el orden conviven con tensiones no resueltas. El verdadero legado de Lee Kuan Yew no son los rascacielos, sino la pregunta que plantea su modelo: ¿hasta qué punto puede replicarse este milagro controlado?
Para profundizar en la fascinante historia y el modelo singular de Singapur, esta selección ofrece perspectivas diversas: