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Túnez, situado en el norte de África, es un país con una rica mezcla de civilizaciones y culturas. A lo largo de la historia, ha sido hogar de fenicios, romanos, árabes y franceses, lo que ha dado forma a su identidad única. Este crisol de influencias se refleja tanto en sus monumentos históricos como en su gente, que habla principalmente árabe, aunque también se habla francés y otros dialectos locales.
Túnez, la capital, es un punto de encuentro entre lo moderno y lo antiguo. La Medina de Túnez, Patrimonio de la Humanidad, es un laberinto de calles estrechas y mercados bulliciosos donde el pasado se vive a cada paso. Sin embargo, el país no se limita solo a su capital. Las antiguas ruinas de Cartago, las pintorescas calles de Sidi Bou Said y su costa mediterránea hacen de Túnez un destino fascinante.
El paisaje de Túnez es diverso, desde hermosas playas hasta montañas y paisajes naturales. Hay muchas oportunidades para disfrutar de la naturaleza y la historia del país, como explorar el Parque Nacional de Ichkeul, conocido por su fauna, o visitar las antiguas ruinas romanas de Dougga, que nos cuentan historias de épocas pasadas.
Más allá de su rica historia y paisajes, Túnez es conocido por su hospitalidad, su cocina mediterránea y sus tradiciones únicas. Los platos de couscous, las ensaladas frescas, los dulces como el makroud y el té de menta son algunas de las delicias que te esperan. Sin importar el destino al que te dirijas, Túnez tiene una calidez que te hará sentir como en casa.
Leer Historia de TúnezCapital: Túnez
Población: 12,000,000 (91º)
Idiomas: Árabe (oficial), Francés (ampliamente hablado)
Superficie: 163,610 km² (92º país más grande)
Moneda: Dinar tunecino (TND), 1 USD ≈ 3.14 TND (aproximadamente, el tipo de cambio puede variar)
Religión: Principalmente Islam (99%), con pequeñas comunidades cristianas y judías.
Alfabetismo: 79%
Educación y sanidad: El sistema educativo y de salud en Túnez es de acceso público. A pesar de que en áreas urbanas es bastante bueno, en zonas rurales puede haber limitaciones.
Trabajo: La tasa de desempleo ronda el 15%, siendo especialmente alta entre los jóvenes. El turismo es una de las principales fuentes de ingresos del país.
Deporte más popular: Fútbol
Seguridad: Túnez es relativamente seguro para los turistas, aunque se recomienda tener precaución en las áreas rurales y en las cercanías de fronteras con Libia o Argelia.
Los ciudadanos **argentinos no requieren visa** para ingresar a Túnez en calidad de turistas por un período de hasta 90 días. :contentReference[oaicite:1]{index=1}
Requisitos para ingresar a Túnez:
Es recomendable verificar los requisitos específicos antes de viajar, ya que pueden variar. Para más información, consulte el portal oficial del gobierno tunecino o la embajada de Túnez en Argentina.
Opciones principales: Hoteles, hostales, y alojamientos turísticos en ciudades como Túnez, Hammamet y Susa.
Precio promedio en Túnez:
- **Túnez ciudad:** 40 TND (13 USD) por noche en hostales (temporada baja).
- **Túnez ciudad:** 70 TND (23 USD) por noche en hostales (temporada alta).
Importante: Algunos hostales incluyen desayuno en el precio. En temporada alta (junio a agosto), los precios pueden aumentar, especialmente en zonas turísticas populares.
El transporte interurbano en Túnez es económico y práctico. Los autobuses y trenes son las opciones más populares, con taxis colectivos también disponibles en las ciudades.
A continuación, los trayectos más comunes desde Túnez ciudad:
El transporte urbano es accesible y económico, con opciones como autobuses, tranvías y taxis.
**Cartago** y **Sidi Bou Said** son fácilmente accesibles desde Túnez ciudad mediante transporte público.
Tren: 15 minutos, 1-2 TND / 0.33-0.66 USD. Sale cada 20 minutos desde la estación central. Autobús: 30-40 minutos, 1-2 TND / 0.33-0.66 USD.
Tren: 20 minutos, 1-2 TND / 0.33-0.66 USD, con salidas frecuentes. Autobús: 30-40 minutos, 1-2 TND / 0.33-0.66 USD.
La mejor época para visitar Túnez es durante la primavera (de marzo a mayo) y el otoño (de septiembre a noviembre), cuando las temperaturas son agradables y las multitudes no son tan grandes.
La temporada alta es durante el verano (de junio a agosto), cuando las temperaturas son bastante altas, especialmente en las zonas costeras. Los precios pueden aumentar y las ciudades suelen estar más llenas de turistas.
Telefonía móvil: Las principales operadoras en Túnez son **Ooredoo**, **Tunisie Telecom** y **Orange Túnez**. Puedes comprar SIMs en tiendas, aeropuertos o quioscos. La cobertura es buena en las principales ciudades y áreas turísticas.
**Operadoras:**
Dinero: La moneda es el **dinar tunecino (TND)**. Asegúrate de llevar efectivo para mercados pequeños y tiendas, aunque las tarjetas de crédito son aceptadas en la mayoría de los lugares turísticos.
Comisiones bancarias: Verifica las comisiones al retirar dinero de cajeros automáticos, especialmente si usas tarjetas extranjeras.
Comercios: Es común que los precios varíen, especialmente en mercados y tiendas turísticas. Asegúrate de preguntar el precio antes de comprar para evitar sorpresas.
Explora Tunez con esta guía práctica. Selecciona una ciudad para ver sus lugares clave:
Mi tiempo en Túnez fue perfecto: ni me faltó ni me sobró tiempo para conocer todo lo que quería. Disfruté muchísimo de la medina, con su bullicio y el encanto de sus mercados tradicionales, de los monumentos históricos como el **Museo del Bardo** y las ruinas de **Cartago**, y también de la tranquilidad y belleza de **Sidi Bou Said**, con su arquitectura característica de casas blancas y azules que contrastan con el mar Mediterráneo.
La gastronomía tunecina fue otro de los grandes placeres del viaje. Los **tagines** (guisos) y el **couscous** son espectaculares, y no puedes dejar de probar los dulces típicos como el **baklava**. Además, el té de menta, tan característico de la región, es una bebida que se disfruta a cualquier hora del día y que te invita a relajarte y conversar con los locales.
Lo que más me sorprendió fue la **amabilidad** de las personas. Los tunecinos son extremadamente generosos, siempre dispuestos a ayudarte. Me encontré con mucha gente interesada en conocer mi opinión sobre Argentina, y fueron siempre muy atentos. Además, la facilidad de comunicación fue notable: en Túnez, por su cercanía con Europa, puedes comunicarte sin problemas en **francés**, **inglés** e incluso **italiano**. Y, lo mejor de todo, muchas veces hasta en **español**. La ciudad está llena de turistas internacionales y eso hace que el ambiente sea muy accesible.
En resumen, Túnez es un país fascinante que combina historia, cultura, hospitalidad y belleza natural. Desde la vibrante capital hasta los tranquilos pueblos costeros, cada rincón tiene su propio encanto. La experiencia fue más que positiva, y definitivamente tengo muchas ganas de volver para seguir explorando este maravilloso país.
Nunca pensé que en un aeropuerto tan pequeño como el de Nouakchott, la capital de Mauritania, el control migratorio para salir del país pudiera ser tan engorroso. Llegué al aeropuerto tres horas antes de mi vuelo, pero ni siquiera me permitieron acceder a la sala de espera. Tuve que quedarme afuera, bajo el sol inclemente, esperando a que alguien decidiera que era el momento adecuado para dejarme entrar. Cuando finalmente pude pasar, el primer control fue solo el comienzo: revisaron mi pasaporte y la fecha de expiración de mi visa con una minuciosidad que no esperaba. Yo, que había pensado que los problemas migratorios eran para entrar a los países, no para salir, me di cuenta de que estaba equivocado. Después del check-in con la aerolínea tunecina, vino un segundo control, luego migraciones, otro control más y, finalmente, un policía corrupto que, al ver mi pasaporte italiano, me hizo señas para que me dirigiera a un rincón apartado. Allí, en varios idiomas menos el italiano, empezó a repetir la palabra "dinero". Era evidente que buscaba una coima. Por suerte, actué rápido y me limité a responder, una y otra vez, "scusa, sono italiano, non posso parlare un'altra lingua". Después de diez minutos de insistencia, se rindió y me dejó pasar hacia la zona de embarque.
A la media hora, anunciaron un retraso en el vuelo debido al mal clima. ¿Qué se puede hacer en esos casos más que esperar? Pero esperar en el aeropuerto de Nouakchott puede ser una tortura: solo hay dos bares, ambos cerrados, sin wifi y sin tiendas donde calentar un poco de agua para el mate. Nada. Solo un duty free con chocolates, papas fritas y otras cosas poco apetitosas, a las que tuve que recurrir si quería cenar algo.
El vuelo finalmente despegó a las 2 de la mañana. Me senté al lado de una chica mauritana llamada Zeyyac, super simpática, que viajaba a Túnez por motivos laborales. Si no recuerdo mal, iba a dar conferencias relacionadas con su profesión. Apenas despegamos, pude experimentar lo que significa sufrir aerofobia (así se llama el miedo a volar). Zeyyac estaba nerviosa, transpirando y se agarraba de cualquier cosa con cada mínimo movimiento del avión. Intenté calmarla, pero era evidente que lo estaba pasando mal.
Mercado tradicional en la Medina de Túnez
Callejón con casas blancas de arquitectura árabe en la Medina
Aterrizamos en Túnez alrededor de las 8 de la mañana. Zeyyac, en un gesto de generosidad, me ofreció llevarme en el transporte que su compañía había pagado para ella. Fue un alivio, ya que no había investigado cómo llegar desde el aeropuerto hasta el barrio donde me hospedaría. Gracias a ella, llegué sin problemas a mi hostal.
Ni bien me instalé, traté de organizar mi viaje rápidamente. Tenía programado tomar un ferry a Salerno, Italia, en tres días, y no podía perderme el concierto de La Renga en Nápoles. Era imposible no ir, así que debía moverme con agilidad. No tenía el lujo de tiempo libre como en otros viajes.
Desayuné algo ligero y me fui directo a la medina. La recorrí completa, y aunque es interesante y particular, me pareció un poco más organizada que otras medinas que he visitado en países del Magreb. Caminé por el Zoco El Attarine, donde los puestos de perfumes y especias llenaban el aire con aromas intensos. Luego pasé por la mezquita Zitouna, un lugar impresionante, aunque no pagué para entrar (como siempre, evitando gastos innecesarios). También exploré el Zoco de los Cobertores, donde las telas coloridas colgaban como banderas, y el Zoco de los Orfebres, con sus joyas brillantes y artesanías detalladas. Cada rincón de la medina tenía algo que contar, y aunque no compré nada, la experiencia visual y sensorial fue suficiente.
Puerta ornamental con diseños tradicionales tunecinos
Calle vacía en la Medina de Túnez
Volví al hostal exhausto, con ganas de descansar. Al día siguiente, me esperaba un rally hacia Cartago y Sidi Bou Said. Tomé un tren barato, siempre ahorrando, y me dirigí primero a Cartago. Aunque es un lugar cargado de historia, confieso que no me convenció del todo. Las ruinas, aunque impresionantes, me parecieron demasiado turísticas, y las vistas no eran tan atractivas como esperaba. Sin embargo, Sidi Bou Said fue una experiencia completamente distinta. Este pueblo pintoresco, con sus calles empedradas y casas blancas y azules, tiene un aire bohemio que enamora. Aunque es turístico, conserva un encanto único. Me senté en un café frente al mar, tomé un té de menta y me dejé llevar por la tranquilidad del lugar.
Así terminó mi visita a Túnez: rápida, veloz, pero justa para lo que la ciudad ofrece. Si hubiera tenido más tiempo, me habría aventurado hacia la parte del Sahara para comparar las costumbres del pueblo tunecino con las de otros países donde también he explorado el desierto. Aun así, recomiendo Túnez como un destino lleno de contrastes, donde el Mediterráneo se encuentra con la historia y la cultura árabe, bereber y europea se mezclan de manera fascinante. Sin duda, un lugar al que volvería.